CITA A LA MEDIANOCHE.
es del silencio el silbato del tren noche propicia para hablar con los que ya no están aquella mujer que un día se fue sin decirle adiós y que el tiempo lo fue desvaneciendo hasta convertirse en olvido, los amigos esos que arreglaban el mundo sentados en una mesa de café.
Su cita a la medianoche se ha enriquecido por que le viene a la mente las largas charlas con sus amigos es que el pasado se le ha hecho presente piensa el anciano como preguntándose si esto fue todo, los años se le han escurridos como agua entre los dedos si recuerda como si fuera ayer sus primeros pantalones largos sus juegos de entonces allá en el barrio de las latas.
Los frondosos árboles que se encuentran en la vereda que visten con su ropaje de sus hojas verdes brillante, un pequeño viento hace ondular sus ramas dejando ver entre ellas la tenue luz que se encuentra en la mitad de calle, como si un mago la hiciera aparecer para luego hacerla desaparecer evocaciones de un pasado que se ha ido los sábados a la tarde ese de lo juegos de lotería donde se reunía la familia todavía se escuchan sus voces sus risas
El encanto se va haciendo olvido en esas interminables y solitarias noches el susurro del viento la tristeza de un día gris con sus infaltables lluvias con su monótono tintinear sobre la chapa de zinc que trae recuerdos gratos y de los otros, el anciano se restriega los ojos y como todas las noches sale al encuentro de su cita de medianoche el perfume de sus flores le embriaga el alma.
Su horizonte son las estrellas que ya conoce de memoria si hasta les puso nombres el de los amigos, se figura que ellos están caminando por los jardines de los astros, y continúa jugando con ellos como si estuvieran en ese café en ese solitario dominó en esa noche en la CITA A LA MEDIANOCHE.
ALEJANDRO CAPLAN
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