EL TELEVISOR

EL TELEVISOR



Ya hace mucho tiempo no puedo ahora acordarme si fue un día de invierno o de verano, entró en silencio y fue directamente al cuarto se entronó en una pequeña mesa en el medio de la habitación, traía consigo un pequeño manual para prenderlo cuando por fin luego de leer y releer el manejable librito, el aparato comenzó a disponer y enviar las primeras imágines una sinfonía de colores iluminaba el lugar.


Absortos ante tal acontecimiento pues reemplazaba en ese entonces al viejo televisor de blanco y negro, es el momento que nuestro circulo familiar se fue transformando en un semicírculo alrededor del mismo, fue el centro de atención y pasó a ser uno más de la familia, alguna vez me pareció que nos veía de soslayo y contento.

Al igual que el ser humano que con el paso del tiempo envejecemos, el viejo televisor comenzó con sus achaques ya había perdido el brillo de antaño los fantasmas comenzaron a dañarlo, varias veces recurrimos a un técnico pues con unas palmaditas en la espalda no se arreglaba, hasta que un día que quisimos recurrir a él dijo entre otras cosas que ya no arreglaba televisores, ahora se dedicaba a solucionar problemas de computadora.


Luego de una consulta familiar se decidió apurar los trámites de la jubilación para tal fin nos dirigimos a una casa de ventas de electrodomésticos, para comprar un aparato para reemplazar al antiguo televisor. Un vendedor muy atento nos fue mostrando los distintos televisores que estaban en exhibición, desde el más chico de pocas pulgadas hasta los grandes y las bondades que estos tenían sobre los demás.

El vendedor con amabilidad nos fue exponiendo desde los de pantalla chica hasta aquellas que eran lo más parecidas a un cine, la fantástica tecnología nos lleva a encontrarnos con televisores tridimensionales que pareciera que las imagines salieran del cuadro para enredarnos y vivir su historia.


Mientras hablaba el comerciante de los pixeles y la alta definición con funciones en Internet y un manual tan abultado como el más grande de los libros, mientras el vendedor mantenía una conversación mi mente ya no lo oía, y fue atravesando tiempos una caravana de recuerdos van llegando de cuando siendo pequeño la gran aldea iba poco a poco despertando convirtiéndose en ciudad.


El vendedor hablaba de la pantalla que parecía un cine, en ese entonces el biógrafo era la distracción de ese mundo, tres películas en continuado mis retinas llenas con esos personajes de ficción me alegraban o entristecían, remembranzas de aquellos cines de barrio, cuando no existía aire acondicionado, cuando las mujeres se apantallaban con el abanico, cuando en los intermedios se abría el techo corredizo, cuando, no se cuando se extinguió tal vez sería un día cuando la calle Triunvirato de convirtió en Corrientes.


El vértigo de la ciudad que se expandía los fue extinguiendo hasta hacerlos desaparecer, el vendedor ya terminaba su perorata y las bondades del televisor que acabamos por comprar. 

El nuevo televisor ya se encuentra ensamblado sobre una nueva mesa, más grande que la anterior verdaderamente parece un cine, su visión tridimensional pareciera que la imagen saliera del marco para atraparnos.

¡¡Ahah ¡¡ al viejo televisor lo colocamos en la otra habitación, cuando lo llevaba me parecía que lo entendía y creo que me sonreía ya era de la familia……

ALEJANDRO CAPLAN.............

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